La estrategia del delfín

A que no te imaginabas que hay una representación metafórica donde la manipulación es un acto consciente, y aceptado, he incluso sus acciones son bidireccionales. A que te sonó, en este mundo que parece alterno los seres que los protagonizan se manipulan y permiten ser manipulados. Déjame que te cuente de qué va esta estrategia, a grosso modo.

Como acto de crecimiento, de forma periódica, compro uno que otro libro. Dentro de las categorías que me apasionan se encuentran los de psicología y sociología, entre otros, y todo lo que me permita entender el enredado mundo de comportamientos sociales. ¡Ah!, y obvio, también compro de informática. Pero para el tema que abordaremos no tiene cabida. Pues bien, en el proceso de buscar aquel libro que acompañaría mis días de lectura me tropecé con un ejemplar que por su titulo se me hizo inevitable el no llevarlo a casa. su nombre: La estrategia del delfín – el arte de negociar con personas manipuladoras. Suculento manjar, ese fue lo que se me paso por la cabeza al ver esas líneas.

Sobre sus primeras hojas me tocó enfrentarme con una dura realidad. Según Alejandro Ambrad Chalela, el autor del libro, nos revela una realidad que aún no he podido asimilar del todo, tal vez por una ética y principios que según yo he querido seguir. Él en su coloquial hablar y en palabras castizas manifiesta que, somos una sociedad consciente de la manipulación y que en algún momento de la vida hemos sido manipulados o hemos manipulado a alguien. Te cuento que aún estas palabras retumban en mi mente como si el mismo Alejandro las hubiera susurrado al oído. Para dejarlo claro, de que nadie se escapaba de dicho acto, el autor hace una referencia de los actos de manipulación realizados por los niños ante su sus padres. Créemelas que ahí se cayó cualquier excusa o justificación que pudiera anteponer a tal afirmación.

Dentro de la tesis se encuentra que las acciones que encierra la estrategia del delfín son acciones que buscan la negociación entre dos partes que persiguen un beneficio o recompensa. Los elementos que conforman dicha metáfora son: un delfinario, un delfín y un adiestrador. La problemática con la cual se tienen que enfrentar y la cual permite que exista el diálogo que ha de llevar a la negociación es la sentida desconfianza de los protagonista: ninguno quiere ceder, si esto significa quedar expuesto ante su opuesto y no recibir la recompensa, el pago deseado.

En términos de la metáfora, el delfinario es aquel contexto donde el delfín y adiestrador se ven envueltos en las dinámicas de negociación. Por el lado delfín, el manipulador, este no quiere hacer el truco por el temor a que 1) el adiestrador no le de el pescado (la recompensa), 2) la incertidumbre alrededor de cuantos trucos más debería de realizar después de recibir el pago (es como un ¿qué tal si me pide más?), 3) y por otro lado, por la posible pérdida de interés del adiestrado, es decir si cumple con el truco y recibe el pescado no sabe si el adiestrador continúe interesado o que decida ir por otro delfín.

Por el lado del adiestrado, sus estados del pensamiento lo llevan a considerar que, 1) no debe de dar el pescado sin recibir el truco del delfín y 2) dar más pescados de lo debido con respecto a los actos del delfín puede representar un riesgo. Esto es invertir más de lo necesario y seria ponerse en desventaja.

A que has estado en una de las dos posturas. Esta metáfora encierra diversas dinámicas de interacción social de condicionamiento del comportamiento humano que nos ha tocado y tocará sobre llevar. De alguna forma y dependiendo del contexto nos ha tocado ser delfín o adiestrado. Lo cierto es que para lograr un buen protagonismo en medio de este tipo de dinámicas se ha de procurar lograr un grado de confianza y unos acuerdos donde se pueda llegar a la consecución de la recompensa sin verse vulnerable ante el otro.